Con la llegada de las nevadas, los conductores son conscientes de que la primera medida para poder circular con seguridad ante este fenómeno meteorológica es contar con cadenas. Para empezar, es fundamental que en los desplazamientos a zonas en las que es posible encontrar nieve y/o hielo en la carretera se sigan cuatro consejos básicos: llevar siempre las cadenas para nieve, saber colocarlas, extremar la precaución en la conducción y consultar la meteorología antes de iniciar cualquier desplazamiento, por corto que sea.
Las cadenas de nieve son los elementos que ponemos en el vehículo y que nos permiten conducir con seguridad en circunstancias adversas de nieve o hielo en la carretera. Un dato importante es que el 67% de los conductores desconoce como colocar las cadenas en su vehículo. Por ello, no sólo es importante disponer de estos elementos, sino que es fundamental saber colocarlos correctamente. Y si no llevamos cadenas y nos encontramos con nieve en la carretera, lo mejor es estacionar el vehículo en una zona segura y buscar algún medio de transporte alternativo.
Actualmente existen cuatro tipos diferentes de cadenas para el coche:
Cadena líquida. Este sistema suele comercializarse en forma de spray. Es fácil de utilizar, ya que basta con rociar el producto en las ruedas motrices del vehículo, y su coste es muy bajo. Pero su efectividad también lo es. No se recomienda el uso de este tipo de cadenas ante una situación de pérdida de adherencia ya que en las pruebas realizadas por el RACE no obtiene resultados aceptables en las frenadas, aceleración o curva, y además puede incluso degradar el neumático una vez que alcanzamos la pista seca.
Convencional metálica. Son las más utilizadas. Se trata de unas cadenas metálicas que rodean y se adaptan a la banda de rodadura del neumático, gracias a unos tensores incorporados en la propia cadena. La relación calidad/precio es muy buena, ya que con un coste aceptable, unos 30-40€, ofrecen un resultado muy bueno en cuanto a seguridad y durabilidad. Pero su instalación es complicada y si no se realiza correctamente puede soltarse y provocar daños en el vehículo. Además es muy ruidosa. Pero, resumiendo es muy buena opción.
Cadena de Tela. Se basa en la adherencia que ofrece el tejido del que está fabricada la cadena. Su montaje es más sencillo, ya que es semejante a la colocación de una funda sobre el neumático. Es la opción más recomendable, aunque son algo más caras, para los usuarios que circulan eventualmente por zonas con nieve o hielo. Pero hay que tener mucho cuidado ya que de “destruyen completamente” al circular fuera de carreteras con nieve o hielo.
Cadena semiautomática. Las cadenas más costosas de todas y las que obtuvieron los mejores niveles de seguridad ante circunstancias extremas. Este modelo es altamente recomendable para los que circulan por zonas de nieve y hielo de forma continuada ya que exige una instalación previa en la llanta. Su montaje requiere de un buen conocimiento lo que significa entender bien el funcionamiento y las características según el modelo de rueda que monta el vehículo, por lo que se aconseja su instalación por parte de un centro especializado. Podemos circular con el soporte montado en la llanta, y montar las cadenas sobre la cubierta del neumático, utilizando el soporte previamente instalado, sólo cuando sea necesario. La respuesta del vehículo en las pruebas de marcha, adherencia en curva y frenada, son excelentes.
Por último, aunque no se trate de cadenas, haremos también referencia a los neumáticos “de invierno”, cuyo uso se está extendiendo cada vez más. La desventaja de este tipo de neumático es que nos obliga a tener dos juegos de neumáticos para el vehículo y cambiarlos según las circunstancias meteorológicas (más de 7ºC verano / menos de 7ºC invierno).
Neumáticos de invierno. Realmente son neumáticos para climas fríos, capaces de ofrecer una eficacia óptima con lluvia, hielo, nieve y en carreteras secas pero frías. Tienen un mayor contenido de goma natural, lo que hace que su estructura sea más blanda y garantice la flexibilidad incluso con temperaturas inferiores a 7°C, haciendo que se adhieran mejor a la carretera con temperaturas frías. Sus diminutas ranuras muerden la nieve, el hielo y el aguanieve, dispersando el agua a gran velocidad y garantizando un mejor frenado y una mayor tracción, mientras las ranuras más profundas agarran y retienen la nieve para facilitar la adherencia sobre nieve compacta y ayudan a que los neumáticos evacuen el agua para reducir el riesgo de aquaplaning.
Son neumáticos para climas fríos, capaces de ofrecer una eficacia óptima con lluvia, hielo, nieve y en carreteras secas pero frías. Proporcionan un agarre excelente en carreteras frías, ya estén húmedas, secas, con nieve o con hielo. Nada se adhiere mejor a la nieve que la propia nieve, por lo que en el caso de nieve compacta, las ranuras del dibujo de los neumáticos de invierno se llenan de nieve lo que hace que los neumáticos se adhieran a la nieve de la carretera. La profundidad extra del dibujo posibilita que dispersen más agua, ayudando a reducir el aquaplaning y mejorando la conducción.
Los neumáticos de invierno son una excelente inversión si vives en un lugar con condiciones climatológicas extremas, pero para temperaturas más suaves, o en países en los que los neumáticos de invierno no sean obligatorios, puedes ser preferible utilizar neumáticos de verano o para todas las estaciones y poner cadenas cuando la situación “se complique”.